Hace exactamente 63 años, la tecnológica IBM lanzaba al ruedo un producto emblemático, el disco 1301 que fue uno de los primeros medios de almacenamiento físico en la historia de la informática. Una cifra que a la luz de 2024 resulta irrisoria, aunque por entonces fue una grandísima evolución: esta unidad ofrecía una capacidad de 28 megabytes por módulo, una porción pequeñísima en comparación con los discos rígidos actuales.
IBM 1301, un mojón relevante en la historia del almacenamiento informático
¿Sabías que el primer disco rígido apareció en escena en 1956? Denominado 305, también lo desarrolló IBM y fue parte del equipo 305 RAMAC. Ese ingenio abrió paso a la posibilidad de almacenar información digital —como alternativa a las tarjetas perforadas y a los datos guardados en cintas—, y recién 15 años más tarde emergió el disquete, para iniciar el camino de la miniaturización y, en paralelo, una brutal expansión de las capacidades de guardado.
305 RAMAC tenía dimensiones inimaginables en la actualidad: era grande como una heladera industrial y pesaba casi una tonelada. Tanto, que su traslado requería de un montacargas y se entregaba a los compradores mediante aviones. Tratándose de un pionero, no sorprende que haya tenido sus limitaciones. ¿Las principales? Su único lector moviéndose entre las placas generaba retrasos y dado que el cabezal de escritura tocaba esos elementos, ocurrían dos variables indeseables: calentamiento y desgaste de los componentes.
Nuestro querido IBM 1301, que hoy celebra su aniversario, llegó en 1961 para reemplazar al modelo 305. Si tiene un espacio destacado en la historia de la informática es debido a las innovaciones que presentó en aquel tiempo. Según explica el Computer History Museum, su principal avance fue la incorporación de una tecnología denominada Air Beaning. En la práctica, incorporó un espacio de 5 micrómetros entre los discos alineados y el cabezal de escritura, mejorando de esa forma su durabilidad. Además, cada una de las planchas —de doble cara— tenía un lector propio. La unidad 1301 también era más espaciosa y veloz. Contaba con un total de 20 módulos, que almacenaban 28 megabytes cada uno.
Tal como vemos en las imágenes, cada uno de los discos tenía un tamaño impensado en la actualidad: grande como la rueda de un auto. Otro detalle jugoso: los que deseaban comprar una unidad debían pagar más de 115.000 dólares.
Hacia el siguiente año apareció el sucesor, el modelo 1311 que se destacó por incluir casetes reemplazables. De acuerdo al sitio Conclusión, ese modelo fue de veras popular en las empresas y se produjo por más de una década, hasta el año 1975.
Lo que sigue es conocido: disquetes de diversas pulgadas, discos rígidos cada vez más veloces y de mayor capacidad, y las nuevas plataformas de almacenamiento en la nube. Como fuere, en retrospectiva, es innegable que la invención del fisco magnético, que tuvo a IBM como principal impulsor, fue clave en la revolución de la informática, que luego de los 70′s trascendería a las universidades, laboratorios y empresas, para hacer pie en los hogares.
Una buena excusa para recordar a la unidad 1301 de IBM es su actualidad, a pesar del correr de las décadas. Según explican los especialistas, el mecanismo fundamental de los discos rígidos no ha cambiado desde entonces. Eso sí: de aquellos 1.000 kilogramos, hoy encontramos unidades que rondan los 600 gramos de peso.