Adrián Brown mostró un anticipo de su colección invierno 2025 inspirada en la aristocracia de los años ‘70

Nominado a los premios Martín Fierro de la moda, presentó los diseños de Vanitas Vanitatum en su exclusivo atelier de Alta Costura.

Adrián Brown, el ganador del Martín Fierro de la Moda como Mejor Diseñador en 2023 y recientemente reconocido como “Hijo Dilecto de Dolores” en la localidad bonaerense que lo vio nacer y crecer, presentó su colección VANITAS VANITATUM Pre fall 2025 con un desfile en su atelier de la Avenida Alvear.

En un encuentro que contó con importantes figuras invitadas como Florencia de la V, Brown (nuevamente nominado este año a Mejor diseñador en los Martin Fierro de la moda) dio a conocer esta línea que se presenta como un banquete aristocrático y bufonesco, maximalista, en el que la belleza de los tejidos, las puntillas, el lamé, los cordones de seda, las perlas y las plumas de faisán generan una riqueza estilística inspirada en las mujeres de fines de los 70.

“La colección empecé a tramarla cuando me encontré en una sedería con unos lamé y gasas laminadas que me llevaron la cabeza hacia todo ese glam y extravagancia que vi con mis propios ojos a finales de los 70 y principios de los 80″, contó el diseñador sobre la época que inspiró la colección, en la que “todo era magia y sofisticación, donde cada movimiento, siempre terminaba siendo vanidad”.

Sus musas fueron la diseñadora Jacqueline De Ribes, la activista Bianca Jagger y la aristócrata Marella Agneli, todas mujeres que deslumbraron con sus looks sofisticados y despampanante. En este sentido, la colección está pensada para “un ser libre, imaginario, que vive y rompe todo escrúpulo a la hora de salir a lo social”.

Así, Brown invita a las mujeres de la actualidad a dejar de lado los escrúpulos y que se animen a vivir como en esa época cargada de glamour y desparpajo.

“Por eso el nombre de la colección toma la frase célebre VANITAS VANITATUM, donde cada acto humano es vanidad, donde la vida es un tránsito y su fugacidad invita a pensar en la liviandad del acto de ponerse una prenda, que debería ser tomado con absoluto humor”, cierra.