Toda relación a largo plazo implica cierto grado de conflicto. No hay dos personas que estén de acuerdo en todo, por lo que es normal que las parejas discutan de vez en cuando sobre cuestiones relacionadas con el dinero, los valores personales o los planes para el futuro.
Los estudios muestran que las peleas de los padres afectan la salud mental de sus hijos, incluso incrementando el riesgo de depresión y ansiedad, disminuyendo la autoestima y perjudicando su sensación de seguridad.
“El conflicto es una parte normal de la experiencia cotidiana, por lo que lo importante no es si los padres pelean o no. Lo importante es cómo se expresa y se resuelve el conflicto, y especialmente cómo se siente el niño, lo que tiene consecuencias importantes para él”, afirma E. Mark Cummings, psicólogo de la Universidad de Notre Dame, quien, junto con sus colegas, ha publicado cientos de artículos sobre el tema a lo largo de veinte años. Observar algunos tipos de conflictos puede incluso ser bueno para los chicos: cuando los niños ven a sus padres resolver problemas difíciles, dice Cummings, pueden crecer mejor.
Todos los padres deberían analizar detenidamente sus discusiones. El hecho de que las peleas no se vuelvan físicas no significa que no sean dañinas para sus hijos.
Consejos para resolver conflictos
- Mantener las discusiones privadas. Es importante que los padres eviten tener discusiones acaloradas delante de sus hijos. Esto puede ser estresante para los niños y puede hacer que se sientan inseguros acerca de su vida familiar. En lugar de eso, tratar de tener desacuerdos en privado y presentar un frente unido cuando se trate de decisiones de crianza.
- Comunicarse eficazmente. Al hablar de temas delicados, es importante que los padres se comuniquen de manera eficaz y respetuosa. Esto significa evitar insultos, apodos o usar un tono áspero. Los niños aprenden a manejar los conflictos observando a sus padres, por lo que darles el ejemplo de una comunicación saludable también puede ayudarlos a desarrollar estas habilidades.
- Tranquilizar a los hijos. Los niños pueden sentirse asustados o confundidos cuando presencian discusiones entre sus padres. Es importante que los padres les aseguren a sus hijos que la discusión no es culpa suya y que todavía se aman y aman a sus hijos. Al fomentar una comunicación abierta, dar ejemplo de resolución sana de conflictos y ofrecer tranquilidad y estabilidad, los padres pueden crear un entorno que fomente el bienestar emocional de sus hijos.
“Cuando los niños presencian una pelea y ven a sus padres resolverla, en realidad se sienten más felices que antes de verla”, dice Cummings. “Les da la seguridad de que los padres pueden resolver las cosas. Lo sabemos por los sentimientos que muestran, lo que dicen y su comportamiento: se van y juegan. El conflicto constructivo se asocia con mejores resultados a largo plazo”.
Incluso si los padres no resuelven el problema por completo, pero encuentran una solución parcial, los chicos estarán bien. “Lo mejor es llegar a un acuerdo, pero tenemos muchos estudios que demuestran que los niños se benefician de cualquier avance hacia la solución”, afirma Cummings.
Ser padres es una tarea difícil, pero al trabajar juntos y priorizar el bienestar de sus hijos, los padres pueden crear un entorno más pacífico para que su familia prospere.